Hoy estamos tristes, pero a la vez contentos debido a que nuestra compañera y amiga, Carmen, ha pasado a una nueva etapa en su vida, la de jubilación, una etapa más que merecida debido a todos los años de duro trabajo llevados a cabo.

Para toda la familia de Fundación Los Carriles, nuestra Carmen, a lo largo de todos sus años de duro trabajo y compañerismo, se ha convertido en una persona más que especial en la que es nuestra casa. Ella fue una de las primeras trabajadoras que se embarcó en este proyecto de familia, el de nuestra Fundación, desde el inicio de su andadura y ha permanecido en ella hasta el final de su etapa laboral, convirtiéndose en un pilar fundamental para todos, tanto usuarios como compañeros y amigos de trabajo.

Si por algo será recordada, además de por su implicación y dedicación diaria en su trabajo, será por su calidad humana, por todo el cariño, respeto y amor que durante todos sus años de servicio en Fundación Los Carriles ha transmitido a nuestros usuarios, a los cuales siempre ha cuidado y tratado como a unos hijos, derrochando sonrisas, abrazos, consejos y apoyos cada vez que ha sido necesario. Por ello, no queremos decirle adiós, pues sabemos que siempre vamos a poder contar con su estimable apoyo y colaboración para con nuestros usuarios y nuestra Fundación.

Le deseamos toda la suerte del mundo y la mayor de las felicidades, pues como se suele decir, cuando uno se jubila, puede ser el final de una etapa, pero también es el comienzo de una nueva, la cual estamos seguros que junto a su familia y seres queridos irá fenomenal.